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martes, 5 de junio de 2012

Con y sin ton ni son

El comentario de Ángel Arranz

Idiomas
El idioma taurino es tan singular como extenso y gráfico a la hora de comparar imágenes, dichos, hechos, sentencias y alegorías propias con el idem de idem de las luces y sombras en las muertes y en las vidas. En alguno de mis libros he tratado con cierta atención este curioso asunto.
Ojo, lo de idioma quizá sea un poco exagerado, vamos a dejarlo en… dialecto propio y casi universal, porque hay dialectos localistas o de poco suelo y vuelo. Universal porque la mayoría de símiles se ajustan a las vivencias, sueños y sentimientos de personas sin fronteras. Y propio, porque muchas de sus secuencias y significaciones son de creación taurófila y han sido asumidas por todos los vocabularios cotidianos enriqueciéndolos en vivacidad, imaginación y reflejos. “Hay gente para todo”, “más cornada da el hambre”, “no tiene un pase”, “hasta la bola”…
Claro, La Tauromaquia está basada en arriesgadas técnicas artesanales, y en previsiones e improvisaciones, que producen sensaciones límite. La necesidad y la singularidad agudizan el ingenio.
Con esos cimientos tan sólidos y solventes del idioma –dialecto- taurino, no entiendo que haya ¿pipiolos o indocumentados? que por norma hablen o escriban de toros con “palabros” tan intrusos como horteras.
Encajar por ceñir o acoplar; encajado por embraguetado; remate por adorno; disfrutar y divertir por sentir y emocionar; pegar pases por interpretar, personalizar o recrear el toreo; regateos, por quiebros y requiebros; campeón por cortar un trofeo etc. etc. Y luego está lo bélico: lucha, batalla, guerra, derrota, etc. en vez de mano a mano, cuerpo a cuerpo, de poder a poder, de pitón a pitón…en fin.
La torerísima palabra “recorte” -Rafael Cabrera da el significado y distinción que merece la cabecera de estas páginas- la han desprestigiado los politicastros, suena a abuso, a desamparo. Desde los ancestros, “recorte”, se decía al ardid del hombre para burlar a cuerpo limpio, a veces también con el capote, las embestidas del toro. Siempre se ha hecho en capeas, encierros, etc. Quiebro, era y es, burlar la embestida con el cuerpo, capote o muleta modificando la trayectoria del toro y dándole salida por el lado opuesto al pretendido. Requiebro burlarlas varias veces seguidas. Y, “remate”, la han hundido los “mercaderes” porque suena a rebajas, ventajas, liquidaciones, a pelotazos varios.
¿Qué fue de la corrida del viernes en Las Ventas? Cuadri, presentó una corrida dura, madura, encastada, fuerte de cabeza y de riñones con varios toros bravos. Bravura o casi, nobleza con picante y sentido, nada de blanda, sosa y boba. Para marcar un antes y un después de los toreros en la feria más exigente del mundo. Ojo, los toros los pueden ver o no ver de igual o parecida forma los ganaderos, los toreros, los críticos, los aficionados… A mí en conjunto me pareció una corrida de toros para calibrar el mérito y la autenticidad de la lidia y el arte de torear.
Solo Javier Castaño estuvo a la altura de las circunstancias en el único toro que lidió. Rafaelillo, desconfiado y desconocido, a la defensiva. Bolívar, más ceremonioso que sabroso, más superficial que fundamental, en pegapases con dos toros para ascender de categoría. Sí, el murciano con más voluntad que acierto, y el colombiano, muy por debajo de los toros; uno y otro lejos de sus respetables niveles. El “pequeño” Camarote de 528 kilos –cuatro de sus hermanos superaron con creces los 600- lidiado en tercer lugar-, debería haber sido candidato a los premios de la feria.
Es verdad, todos toreamos mejor desde la barrera que en el ruedo. Pero es compatible y necesaria la crítica desde el respeto. Obliga a superarnos.
      Recorte suena a retal ¿Cómo la reforma laboral?
       Remate suena a subasta ¡poco que ver con la casta!
       Son “palabros” para cuentas o descuentos de Chacón y Cospedal
       Parar, templar, mandar o adornar, ensalzan el tauromágico ritual          
       Recortes y remates suena a caciques, a parados, a voceros, a bacanal.



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