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martes, 24 de julio de 2012

Marcial Ortiz un paisajista gallego que gusta de toros


Es Marcial hombre extraordinariamente afable, agradable, educado, con esa dulzura gallega tan característica, que une a sus prendas personales la cualidad de gran artista del pincel. Discípulo de Luis Quintas Goyanes y Profesor de Bellas Artes, es un gallego, además, de los pies a la cabeza. Enamorado de los paisajes de su tierra, de esa luz desbordante que –cuando el tiempo lo permite, en frase taurina- inunda los rincones de una Galicia verde y exuberante, nos regala mil rincones bellos, evocadores sin cuento de leyendas autóctonas, vibrantes y vivos de una tierra que fue el extremo del mundo, donde tras de ella sólo podía esconderse el abismo, en clara metáfora a su belleza sin par. Y aficionado a la fiesta de los toros, pasional, visceral, profundamente arraigada en su propio ser; no desprecia ocasión alguna de manifestarlo públicamente, como hizo recientemente saliendo en defensa de la fiesta de La Coruña, en un manifiesto firmado por más de un millar aficionados y en la que su rúbrica es una de los promotoras de la idea (http://www.laopinioncoruna.es/coruna/2011/11/18/taurinos-contraatacan/552250.html).


Pero Marcial, gran aficionado desde su más tierna infancia –no por algo es hijo de un buen novillero gallego que adoptó el nombre de Zitro, Ortiz al revés- no ha desdeñado nunca adentrarse por el proceloso y complicado mundo de los toros, dejándonos óleos de diferentes tamaños que recogen la realidad de la fiesta, desde la capea castellana hasta la corrida de toros con Bombita, Manolete o el mismo José Tomás.
Creo, y no me mueve sólo la amistad, que puede catalogarse su obra como una de las más brillantes del panorama pictórico español actual en la materia. Su perfecto conocimiento y manejo del color, la huída de cromatismo plano, el manejo de luces y sombras en la profundidad óptica le destacan sobre tantos artistas que han dedicado el pincel a trazar el mundo de la fiesta brava. No por algo siempre ha defendido que la estación por excelencia para la pintura es el otoño, cuando “la gama de colores que se dan es excepcional”, como reconoció en una entrevista en la Voz de Galicia. Su enorme afición, además, le cualifica de forma especial en el tratamiento de formas y fondos, en el auténtico volumen y geometría de la corrida de toros, en su propio ser. Unan a ello que tampoco desdeña, en tantos –como le hemos podido contemplar- bodegones y naturalezas muertas , la introducción de objetos cotidianos relacionados con los toros, allí una fotografía, acá un programa de mano, más allá una entrada al festejo…, todo lo que evoque una fiesta que también en Galicia hundió sus raíces de forma profunda aunque se haya desarraigado un tanto en las últimas décadas.

Entren, por favor, y vean, la obra de Marcial en su preciosa página que pueden consultar en esta dirección: http://marcialortiz.nixiweb.com/

Marcial Ortiz ha expuesto en numerosas ocasiones, tanto de forma individual como colectiva. En la Villa y Corte, por ejemplo y sin ir más lejos, hemos podido ver obra taurina suya en los últimos años, tanto en el Casino de Madrid, como en la Casa de Galicia, en una muestra verdaderamente proverbial. Tampoco se pierdan algunos de los carteles que ha editado para la Feria de María Pita, que se recogen en su página, plenos de gusto, tradición y sabor gallegos.
                                              

Marcial es y ha sido, ilustrador tanto de obras taurinas, como de portadas de libros, programas y folletos o de esos carteles que mencionábamos de varias de las últimas ferias coruñesas. Un artista que cabría colocar junto a los ya consagrados en activo, a su buen amigo José Luis Galicia –otro gallego aficionado ejemplar-, Vicente Arnás, Pastor, Humberto Parra, Diego Ramos, Calderón Jacome, Fernando Botero, y tantos que siguen contribuyendo a dar lustre y color a la fiesta de los toros y a la cultura taurina. 

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