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domingo, 9 de junio de 2013

Decepciones en el fin de fiesta

Madrid, 8 de junio de 2013. Un tercio de plaza. 5 toros de Herederos de Baltasar Ibán, desiguales de presencia, mansos en varas –salvo el tercero que cumplió-, dispares de genio y casta, complicaciones y bondades. 1 toro de El Montecillo (2º bis), bien presentado, manso y mular.  Diego Urdiales, silencio y silencio (aviso). Juan Bautista, silencio y pitos. David Mora, pitos y silencio.

La última –caballitos al margen- de esta estúpida e insulsa Feria del Arte y la Cultura –como si la ponen Feria del Embolse y la Estulticia- fue una nueva decepción. Decepción con el aforo: un tercio de plaza, que es, poco más o menos, la media de entrada que ha tenido el adherido ciclo sacaperras madrileño. Un tercio de plaza con todo a su favor… incluyendo la prensa subvencionada y a la servil al régimen. Veremos cuántos, de los que ayer ocupaban ese tercio, vuelven el próximo domingo a la corrida anunciada con Fernando Cruz a la cabeza y Los Recitales en los chiqueros…
Decepción, asimismo, con los de los Herederos de don Baltasar Ibán, de los que sin duda esperábamos mucho más; más en trapío, del que hubo de todo; más en casta, que tampoco hizo una aparición clara y evidente en todos los lidiados –aunque, eso sí, muy superior a la media de las reatas mulares que han desfilado como “toros de lidia” por ésta o su antecesora ferias madrileñas-; decepción en bravura –aunque asimismo alguno se arrancó desde lejos y alegre a los caballos… hay que ver cómo se comportaron bajo éste o cómo salieron del mismo-; decepción con el Bastonito lidiado, que apenas nos recordó a aquel toro corrido en 1994 -casi en la misma fecha- por el inolvidable César Rincón.


El hermano -lejano- de Bastonito; en tipo aunque escaso por detras (Foto: las-ventas.com)
Decepción con los de luces... Miren ustedes que ayer era un día para lucir los toros, que la afición deseaba que se pusieran de lejos, que se cuidara la lidia, que cundiera el orden y concierto, que se lucieran los peones en banderillas y se picara conforme a las reglas del arte, que los espadas dieran las distancias generosas que el encaste requiere habitualmente… pues hicieron, precisamente lo contrario, con la única excepción de que alguna vez pusieron al toro a distancia apropiada para el caballo.
Decepción con la forzada figura en ciernes, ese diestro al que el mundillo se ha empeñado en colocar entre los de cabeza –en corridas toreadas- y cada día demuestra más su incapacidad, sus limitadas condiciones, su espantosa forma de citar y embarcar, su estilo de estoqueador… Un torero que el pasado año plantó su espigada figura en 59 paseíllos y que cortó muchas orejas al impulso de la cla, de la prensa acomodaticia y pagada, y de un público incapaz de ver más allá del gin-tonic de turno, el whisky o el cubata. Quizá tengamos que apoyarnos en el famoso verso de Ramón de Campoamor, «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira», y si éste es el del vaso de la bebida espirituosa en el tendido, todo es “urbbb, eeehhhh, fefnomenallll”.
Salvo de la posible quema al arnedano Diego Urdiales, no porque estuviese bien en conjunto, sino porque a él tocó el lote más complicado de la tarde, y porque lo intentó sin éxito en uno y otro. Pero… ya van tantos fracasos en este coso, que la cosa empieza a ponerse, como dicen, “de color de hormiga”.


Urdiales empeñándose -francamente- en sacar agua del pozo semi-seco del cuarto (Foto: las-ventas.com)
Precisamente el riojano abrió plaza con un toro Agradecido (532 kilos, negro listón, bien puesto de cabeza), manso pero espectacular, complicado y geniudo. El animal repitió sin codicia en el capote de Urdiales, pudo ser tan sólo que salió frío, pero no, era parte de su condición. Hasta cuatro veces acudió alegre a los caballos, derribando en dos de ellas, para salir a la misma velocidad de entrada, sin querer saber nada de la puya. Por cierto, se les fue suelto, en el primer encuentro, al caballo que estaba entrando, tomando una vara en toriles… que no fue la única ni la última vez en la tarde; ¡qué dirección de lidia! Aunque peor sería lo de Mora…, ya verán. El de Ibán llegó a la muleta con la cara descolgada, calamocheando, moviéndola cual batidora, bronco… Diego se equivocó de faena, y tras unos oportunos y agraciados pases de tanteo –la rodilla doblada-, intentó darle los habituales derechazos y naturales y, ¡claro!, no lo consiguió. Bien colocado, insistió una y otra vez… si lo hubiera metido en la muleta y si lo hubiese llevado y sometido al final, me habría puesto los pelos como escarpias… pero de éstas sólo vimos ayer las posturas de Mora tantas veces. NO, Urdiales no lo consiguió, fue un vano y equivocado esfuerzo. Así que, después de esa labor pretendidamente justificadora, se dobló como hubiera requerido la res, y la despachó de media caída y atravesada y cuatro descabellos. Otro tanto le ocurriría con Asustado, el cuarto, un toro de 528 kilos, castaño bocidorado, muy tocado de pitones, manso y también complicado. Éste, sin embargo, comenzó parándose en el percal, incapacitando al riojano para ligar oportunamente los lances; fue alegre a los de caballería para cabecear, con la cara alta, y salir suelto de ambos encuentros, se dolió en garapullos –sobre todo por una banderilla que penetró en un puyazo trasero y allí quedó enhiesta-, y llegó a la franela tirando constantes tornillazos, frenándose a veces y bronco casi siempre. La faena de Diego fue un nuevo sinsentido. Hubo bastante suciedad en general, algún desarme, demasiada insistencia en lo de siempre, sin continuidad –además- por la imposible condición del toro, y terminó peor de lo esperado, con muchas dudas y mucho paso atrás (en el lance y no entre ellos, pues la colocación casi siempre era aceptable), y una imagen de incapacidad. Dos pinchazos por arriba, un aviso, y un descabello mandaron al espantado animal con sus ancestros.


Juan Bautista en un lance desmayado al quinto, clase sin mayor exposición (Foto: las-ventas.com)
Esto no fue nada si lo comparamos con lo de Juan Bautista. El francés, de buenas formas, educado y cortés en lo personal y en lo taurino, anduvo por la plaza con su semi-desgana habitual, incapaz de colocarse, echar la muleta adelante o jugársela de veras. Su primer toro, Camarito, del hierro titular fue inoportuna y anti reglamentariamente devuelto, por romperse un pitón –no un cuerno por la cepa- en la segunda vara. Una pena, porque hasta ese momento iba largo y metía la cabeza en los lances capoteros… En su lugar la empresa tripartita nos largó un mulo de El Montecillo, de nombre Olvidado –se lo dejaron por allá, en los toriles, y nadie se acordó de ello hasta ayer-, un bicho negro salpicado de 580 kilos, manso, sin clase y de condición mular. Distraído y sin emplearse acometió al galo en sus primeros envites, pasó por varas sin ganas y saliendo suelto, y llegó a banderillas como el mulo que era. Por cierto, ¡bien corrido por Curro Robles a una mano para llevarlo a tendidos de sol! Tras la obligada toma de contacto, el burdégano (híbrido de caballo y burra) saldría a su aire, pero luego sacó cierto genio y repuso codicioso alguna que otra vez. Nada hizo Juan Bautista de interés, a veces apurado, cambiando de mano una y otra vez sin resultados, en pases de escasa longitud, media altura y poca profundidad, y algo fuera siempre. El toro concluyó en ese embestir geniudo en la tercera tanda, y por fin se dobló el espada francés antes de dejarle un pinchazo bajo, cuarteando, una entera trasera y perpendicular y liquidarlo de dos descabellos. Silencio. Nada o, peor aún, nada bueno, hizo Juan Bautista en el quinto, Peletero, un toro de 575 kilos y poco remate (especialmente de cuartos traseros), negro, tocado, un manso con poca clase o casta pero que se movió sin importunar demasiado, ni complicarle la vida. En ese alarde de mala dirección de lidia que ayer contemplamos en Las Ventas, el toro entró suelto al primer caballo en el tendido 1, antes de tomar la segunda en su sitio… saliendo suelto o fácilmente de ambas. Se dolería en banderillas y llegó dócil a la muleta aunque fue creciéndose algo a medida que el francés iba empequeñeciéndose. Sin mando, desde fuera, a media altura el muleteo no tuvo interés alguno, siempre con la muleta retrasada y algún paso atrás –o escondida de pierna- para ligar, ponerse bonito y alargar el pase –según declaman los panegiristas del toreo mentiroso de la prensa habitual-. Ni con recursos populistas llegó, no obstante, más allá de la fila de amistades y conocidos de los tendidos. Y así, tras la sexta tanda, cogió la tizona y fue dándole un pinchazo caído –luego con desarme-, otro sesgando de igual colocación, y una entera caída (¡ovacionada, porque en esta plaza ya se aplauden estas cosas sin excepción alguna!), todo ello perfilado siempre fuera de la rectitud. Finalmente se impuso el sentido común, y fueron pitos al espada tras el arrastre del toro. La ignorancia general no debiera estar reñida ni con los órganos de los sentidos, ni con el muy escaso “sentido común”.


La verónica de David Mora que destaca la empresa en su web...  y el toro por allá (Foto: las-ventas.com)
La parte más desgraciada de la tarde vino de la mano del lamentable ayer David Mora. A él le tocó el prometedor Bastonito, un toro de genuina y añorada estirpe, que no terminó de hacer honor a sus ancestros. Toro de 530 kilos, castaño oscuro y listón, delantero de cuerna, que llegó a cumplir en el primer tercio (empujó irregularmente en el primer envite, fue alegre al segundo y metió la cara abajo, siempre bien picado por Mario Herrero, excepción que confirma la regla), que sacó castita y que por ello fue tapado, ocultado y ahogado por el espada madrileño, hasta venirse abajo. Nada hizo éste con el percal, se desentendió en la dirección de lidia tras esos lances, permitiendo que el toro se fuera a los caballos que salían por la puerta del 4, mirando descaradamente hacia otro lado, componiendo ficticiamente el capote, ¡menos mal que salió un peón a la veloz carrera, para cortar su viaje! ¡Muy bien, Mora, muy bien, ejerciendo en torero! El toro salió alegre y pronto del segundo tercio –aunque se doliera-, después de que Mora le diera unas gaoneras sucias, atropelladas, enganchadas y con desarme, fatales en concepción y ejecución, en su quite. Y desde entonces todo fueron trallazos, brusquedades, pases eléctricos y violentos, totalmente destemplados por parte del diestro. Y todo desde Pekín y sin mandar o tirar del toro, aprovechando el generoso esfuerzo de éste en las primeras tandas, antes de ahogarlo de manera irremisible en la tercera serie viendo que no podían con él en la distancia. La única distancia que le concedería sería la que existía entre toro y diestro en cualquiera de los pases instrumentados, pero no en lo longitudinal, sino en lo trasversal… ya me entienden; un trolebús cabía entre ambos a medio pase. Un desastre sin paliativos. Tampoco en las cercanías se aclaró el panorama; siempre colocado en la oreja del bicho, con la muleta retrasada, citando como una alcayata para alejarse, cuanto más mejor, al bicho, la suciedad se adueñó del trasteo, y comenzaron los pitos… respondidos por unos aplausos de los que ven la corrida a través del cristal de la botella de whisky o del de color de rosa del buenismo simplón y gazmoño –como decíamos ayer…-. ¡Qué manicomio de plaza! Menos mal que aún quedan aficionados que supieron ver las bondades de uno y otro, y así, después de una aceptable estocada desprendida, desde fuera, con pérdida de muleta, aplaudieron al toro en el arrastre y pitaron al toricida. 


La estocada a Bastonito antes de perder la muleta (Foto: las-ventas.com)
Tampoco con Barberito hizo Mora cosa alguna de mención. Barberito era un torito de 505 kilos, capa colorada, algo escaso de presencia pero bien armado, manso, complicado por el pitón zurdo, aunque más claro a derechas… Salió el bicho sueltito del capote, pasó por varas con más pena que gloria –el picador tuvo que acosarlo porque no había forma de que volviera a entrar, incitándolo en el tendido del cinco-, se dolió en banderillas y llegó con algunas –pocas- ganas a la muleta. Comenzó por bajo, y bien, David Mora, pero cuando se levantó –o eso creímos- se dobló sobre mismo en algo que al intentar explicarlo a un amigo, me causó un lacerante dolor de espalda. El toro, sin duda estupefacto por la forma de citar, se paró a pensar de qué iba aquello. Y al espada… esto le descompuso. Sin duda debió meditar que quien tenía que pensar era él y no el toro… y desconfiado ante tamaño desafío a la naturaleza, se puso a pasarlo desde fuera, con alguna corrección de planta, retorcido siempre –para alejarse al pensante animal- y con espacio galáctico entrambos. El animal miró y pensó algún que otra vez, especialmente por el zurdo, pero no se le apreciaron iguales condiciones a derechas, más claras, sinceras y firmes… Como no se colocó jamás en el sitio del mérito, viendo que no sacaba partido y que los tendidos se impacientaban con el naufragio, se dobló por la cara y lo mató de un soberbio bajonazo con honores de ovación… ¡Qué publiquito, Dios santo! Para que los de siempre se quejen de la gente que llena (¿?)… la plaza de Madrid.
A seguir por ese camino. La empresa tripartita, la Comunidad y el taurinismo rampante, pueden tirar las campanas al vuelo. ¡Acaban con la afición de Madrid! Y en dos días la temporada, el resto de la temporada, desaparece de Las Ventas. ¡Qué vivan la cubierta, los Juegos Olímpicos del 20, Canal Plus y Eurovegas!

3 comentarios:

  1. Tiene usted toda la razón. Yo la conclusión que saco es que, hoy en día, y tal y como están las cosas, con lo que la empresa ofrece, es absurdo tener un abono para la feria de San Isidro y para la que la sigue. Tardes de toros en realidad hay cuatro o cinco, tal vez cinco o seis. Quiero decir tardes con toros de verdad y con toreros que quieran serlo y que quieran meterse con esos toros, que quieran torear. Lo demás es un espectáculo rutinario cada día más devaluado. Suelo ir a los toros con mis hijos, la mayor de catorce y el segundo de diez. El pequeño se aburrió tanto la primera vez que no ha querido volver. Pues bien, asustado una tarde, como modesto aficionado, por los bostezos de mis acompañantes, decidí hace dos años cortar por lo sano: hemos estado en la corrida del dos de mayo y luego en la de José Escolar, Adolfo Martí y Cuadri. Sentimos la falta de Fandiño en la de Alcurrucen. Resultado, sobre todo con las tres ganaderías comentadas y con Javier Castaño y su cuadrilla (y con la seriedad de Ferrera como director de lidia por ejemplo) están deseando volver. A la de ayer de Ibán no pudimos acercarnos por un viaje. Hoy, fisgando los carteles para los meses de junio, junio y agosto, me decía el chico (diez años): “Papá, para ver una buena corrida dónde tenemos que ir es a Francia”. Se le iban los ojos detrás de los programas de las plazas francesas. Así estamos. Como sigan así los toros se acabarán pero no por los antitaurinos de fuera, sino por los de dentro.
    Enhorabuena por su blog.
    Alcides Bergamota
    http://cepogordo.blogspot.com.es/

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  2. Don Rafael, da gusto leerle por aquí y escuchar sus conferencias. Me encantaron sus palabras en el acto del sábado de la Asociación El Toro de Madrid.
    Los jóvenes "aprendices de aficionado" -descontentos con la situación actual y nostálgicos de una Fiesta que no tuvimos el gusto de vivir- necesitamos voces como la suya para seguir haciendo camino con la que está cayendo...
    Parece que la Fiesta -la íntegra, la emocionante, la nuestra- solo tienen cabida en Francia. Aquí nos quedamos con los toretes del "todo a cien" y con el pegapasismo perpetuo y globalizado.
    Muy interesante su crónica. Aún siendo mansa creo que hubo cierta casta,salió floja, muy por debajo de lo esperado y salió muy endeble de fuerzas. Creo que hubo tres toros con faena que metían la cara con nobleza (3º, 4º y 5º), el quinto de forma ejemplar entraba humillado al caballo y a la franela pero Bautista.... En mi opinión creo que esos tres toros, sobre todo el quinto, estuvieron por encima de su matadores, el quinto era una perita en dulce por ambos pitones...

    Bueno, felicidades por su trabajo bloguero y gracias.
    Un saludo.

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  3. Don Rafael, quería felicitarle por su charla junto a Carlos Ilián del pasado sábado. Actos como este son los que fomentan la fiesta entre los jóvenes aficionados y no la programación de festejos de la plaza de las Ventas.
    En mi opinión el tercero y sobre todo el quinto de Ibán tuvieron condiciones para una mejor lidia, jugársela y orejas para cortar. Fueron claramente desaprovechados.
    Un saludo y enhorabuena por su blog.

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